Un buen sistema de desagüe en la ducha es fundamental para evitar charcos, malos olores y problemas de humedad. Si tu plato de ducha no evacúa bien el agua, con el tiempo puedes tener problemas más serios. Aquí te damos algunos consejos útiles para asegurarte de que tu ducha drene correctamente desde el primer día:
1. Elige un plato de ducha con pendiente suficiente
La pendiente es clave para que el agua fluya hacia el desagüe sin estancarse. Un plato con inclinación garantiza que el agua se dirija adecuadamente al sumidero.
2. Asegúrate de que el desagüe esté bien nivelado
Durante la instalación, el sifón y la tubería deben estar correctamente alineados y sin desniveles contrarios que dificulten el flujo del agua. Comprueba que el caudal de la ducha es similar al caudal de la válvula. También hay que minimizar codos y evitar torsiones o estrangulamientos en la tubería.
3. Mantén limpio el sumidero
Los pelos y residuos de jabón pueden obstruir el desagüe fácilmente. Limpia el filtro o rejilla del sumidero con regularidad para prevenir atascos y malos olores.
4. Evita acumulaciones de silicona en la salida del agua
En instalaciones nuevas, es común que el exceso de silicona o adhesivo se acumule cerca del desagüe. Verifica que no esté bloqueando la salida.
5. Revisa la ventilación de la bajante
Una bajante sin ventilación puede generar vacío y hacer que el agua drene más lentamente. Si oyes ruidos tipo «glug-glug», probablemente el sistema de ventilación no está funcionando bien.
6. Controla la longitud y pendiente de las tuberías
Si la distancia entre el plato de ducha y el bajante es muy larga, asegúrate de que la tubería tenga una pendiente constante (al menos 2 cm por metro) para que el agua fluya sin problemas.
7. Haz pruebas tras la instalación
Antes de cerrar cualquier obra o revestimiento, haz una prueba de desagüe con abundante agua para asegurarte de que todo funciona correctamente y no hay filtraciones.